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Foto del escritorMia Paola Barroso

Un señor cordero es tu maestro de baile “Baila, baila, baila” Haruki Murakami (1988)

Un libro para salir un ratito de la literatura romántica, sin dejar de ser humano.

People die all the time. Life is a lot more fragile than we think. So you should treat others in a way that leaves no regrets. Fairly, and if possible, sincerely. It’s too easy not to make the effort, then weep and wring your hands after the person dies” – Haruki Murakami (Dance, Dance, Dance)

A través de esta novela de ciencia ficción, Haruki Murakami, hace que el mismo protagonista de la historia, un hombre de edad media, divorciado, sin hijos, que se autodenomina “quitanieves cultural” nos narre su travesía después de decidir regresar al Hotel Delfín aquella estancia en Hokkaido, donde conoció en una noche sin compromisos, a una mujer a quien vuelve a ver en sus sueños. Pero al regresar a la estancia que se ubica en el norte de Japón, descubre que en aquel lugar donde estaba el hotelucho en el que alguna vez se hospedó, ahora hay un hotel de cinco estrellas que no deja rastro de la edificación anterior, a excepción de su nombre, o por lo menos eso es lo que parece, ya que en aquel hotel se encuentra el señor cordero que le indicará que baile, con el fin de encontrar lo que realmente quiere en esta vida, convirtiéndose en el principio de esta historia.

 

Baila, baila, baila te muestra que tan diferentes somos las personas, más específicamente nuestras prioridades en nuestra vida. Esto lo logra gracias a la gran variedad de personajes con los que el protagonista interatúa, ya que son personalidades con diferentes contextos e historias, aunque todas buscan una plenitud y/o felicidad, su concepto sobre esta última no es el mismo, por lo que hay momentos en los que uno llega a diferir con las decisiones que llegan a tomar algunos personajes ya sean casos desde, dejar la escuela, fumar a temprana edad, o escoger el trabajo antes que a tu hija, o la fama sobre el amor, entre otros. Pero todo esto ocurre a la vez que el mismo protagonista va aprendiendo y dando lecciones de vida sin dejar de experimentar sucesos paranormales que en algún punto dejan de serlo, mostrando que tenía que pasar algo tan fuera de lo común, como lo es encontrarse a un hombre con piel de cordero que vive en otro mundo, para que nuestro protagonista empezara a hacer algo de su vida, y realmente empezara a vivirla.

 

Un personaje que rescataría, y personalmente es uno de mis favoritos, es el de Ryouchi Gotanda, ya que a pesar de que la forma en la que el protagonista se acuerda de él no es la más común, el compañerismo que llegan a formar, por tener un pasado en común y compartir las características de ser hombres divorciados que frecuentan solicitar servicios de mujeres de una noche, da paso a una amistad sincera en la que pueden ser ellos mismos sin miedo a ser juzgados, ya que la mayoría de sus defectos son compartidos con el otro. Gotanda, y su ex pareja, tomaron la decisión de separarse, pero nunca se dejaron de amar, llevando a Gotanda, quien vive con lujos, a apreciar la simplicidad de las cosas e incluso admirar la vida del protagonista de la novela.

 

Una de las lecciones con las que me quedo, de esta historia, es la que hace referencia a la cita que se encuentra al principio de este escrito, la cual es dicha por el personaje principal de la novela y va dirigida a una niña que está pasando por la adolescencia y se siente mal de haber tratado mal a alguien que murió repentinamente. Mostrando la amabilidad natural del personaje, y también como debemos de tratar siempre bien a las personas, sin arrepentimientos.


Referencia:

Murakami H. (2013) Baila, Baila, Baila. EPub

 

  



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