Eran las 11:30 de la noche cuando llegué a mi departamento. Había empezado con actividades desde temprano, y lo único que pretendía en ese momento era descansar, pese a las tareas pendientes que me esperaban en Blackboard. Tomé una ducha, y después de cenar un plato de cereal, me dispuse a dormir. Aquel día lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Me resulta increíble que entonces no imaginaba que en cuestión de horas, la vida que tenía estaría por cambiar.
El día de ayer se cumplió un año desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al COVID – 19 como pandemia mundial. A pesar de haber registrado un aproximado de 118 millones de casos activos y 2.6 millones de muertes en aquel momento, aún existía incertidumbre. La población desconocía la información necesaria que pudiera brindar un panorama amplio de lo que estaba ocurriendo. Esa es quizás la razón por la que para muchos, el cese de actividades y la implementación abrupta de medidas de prevención se sintió como si se nos hubiera arrojado un balde de agua fría.
Después de meses de caos y constantes esfuerzos por aminorar el impacto que esta enfermedad ha ocasionado en las naciones, podría parecer que nos seguimos encontrando en la misma situación que la de antes, y que el regresar a la vida como la que conocíamos es imposible, aún teniendo vacunas en pleno proceso de distribución. Es por eso que, a un año de que se proclamara el “comienzo del fin”, abro este espacio de reflexión sobre los errores encontrados en el manejo de la situación, que de haberse prevenido, se habrían salvado incontables vidas.
Es quizás la recomendación de no utilizar el cubrebocas que promovió la OMS por meses, el mayor descuido que se pudo haber cometido. No solo eso, de igual manera compartía información no del todo fidedigna y emitía constantemente críticas hacia ciertos países. Esto ocasionó que su credibilidad se viera comprometida, y que se generaran roces entre naciones. Tal vez esta sea la razón por la que el primer llamado serio en el que se determinaba que el brote se consideraba una emergencia internacional promulgado por la organización, no fue tomado en serio. En pocas palabras, se tomaron malas decisiones, y se dieron pasos en falso.
¿Será que la implementación del programa COVAX será suficiente para contrarrestar las consecuencias de sus acciones? Siendo este una iniciativa que busca hacer llegar vacunas a las naciones más pobres, la OMS, además de apelar a la solidaridad de otros países, busca claramente reivindicar su autoridad. Después de todo, los expertos advierten que si la OMS no recupera su posición y hace recomendaciones enérgicas, la pandemia podría extenderse aún más.
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