Quisiera comenzar este articulo con la frase de Freud “Infancia es destino”, y es que nuestra infancia está marcada por heridas profundas y por muchos rasgos tóxicos provenientes de nuestros padres o cuidadores que nos van a ir condicionando a lo largo de nuestra vida.
El porque buscamos una pareja que se parece mucho a quien nos provoco esas heridas se debe a dos razones principales: una es porque es lo que conocemos, es el referente que tenemos de lo que es la forma de expresar el amor, aunque esto no sea saludable, y la segunda porque inconscientemente queremos revivir situaciones de la infancia para sanarlas.
Todo esto es desde nuestro inconsciente, es nuestro niño herido el que se está relacionando y no el adulto que somos. Por eso si en tu historial amoroso hay múltiples decepciones y patrones repetitivos de relaciones que no duran o que son tóxicas, deberías analizar como anda tu niño interno aprendiendo a reconocer tus heridas de la infancia.
Básicamente hay cinco heridas principales que podrían traernos problemas a la hora de relacionarnos, y son:
La herida de abandono (parejas no disponibles), está herida se genera cuando nuestros cuidadores se van de casa o no están disponibles para nosotros emocionalmente; el niño se siente responsable de este abandono y piensa que no ha sido lo suficientemente buen hijo para que papá se quedara por lo que las parejas con las que nos relacionaremos serán aquellas que no estén disponibles o presentes. En este tipo de relación estamos proyectando al padre que nos abandono y tratamos de convencerlo de que regrese con nosotros a cualquier precio.
La herida de humillación (parejas tiranas o maltratadoras), seguramente fuimos criticados y nos hicieron sentir mal cuando expresábamos nuestros sentimientos, necesidades o intereses de pequeños, este tipo de parejas nos remiten a la época en que nuestros padres nos castigaban o agredían “porque como nos querían nos estaban educando”; de esta forma nos viene la confusión entre el abuso físico, psicológico o verbal con muestras de interés o de afecto y al mismo tiempo sentimos la obligación de calmar al otro.
La Herida de rechazo (parejas demandantes) está herida aparece cuando en la infancia no lográbamos darle gusto a nuestros padres o cuidadores por mucho que nos esforzáramos y nos sentimos desplazados por otras personas o compromisos.
Herida de traición (parejas poco confiables) la herida surge cuando alguien en quien confiábamos en la infancia hace algo que nos lastima profundamente, por ejemplo, un padre alcohólico. Con esta herida inconscientemente buscamos parejas inestables y egoístas, aunque en inicio se muestren encantadoras y amorosos.
Herida de injusticia (parejas abusivas) surge cuando de pequeños sufrimos toda clase de injusticias por parte de nuestros padres o cuidadores, esto nos lleva de adultos empatizar con gente abusiva que se victimiza para aprovecharse de nosotros, e inconscientemente en el afán de rescatar a ese niño herido que fuimos permitimos el abuso.
Las heridas de la infancia pueden ayudarte a reconocer patrones destructivos en tus relaciones de pareja, y llevarte a poder buscar ayuda profesional para sanar a ese niño herido lo que te permitirá poder tener relaciones más sanas y felices.
Sana Tus Heridas En Pareja. Lo Que No Reparas Con Tus Padres, Lo Repites Con Tu Pareja
Anamar Orihuela, Editorial Aguilar. 2018
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