Todos en la vida son creadores, algunos construyen puentes, otros negocios, otros ideas, otros sistemas, otros personas; pero al final del día, lo que todos tienen en común es que crean su propio destino. Como William Shakespeare dijo, "No está en las estrellas el mantener nuestro destino, sino en nosotros mismos". Distintos filósofos, poetas y escritores han explorado la idea de cómo los pensamientos de las personas están conectados a su futuro o cómo de alguna forma crean su realidad. Y muchos concluyen que los pensamientos son la clave de todo. Stephen Crane dijo “El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino”.
Sin embargo, esto no solo se queda dentro de la literatura y poesía. El rol de los pensamientos en la vida de las personas ha sido estudiado por numerosos científicos, psicólogos y académicos como el Dr. Joe Dispenza, Daniel Todd Gilbert, A. Pascual-Leone, Carol Dweck, D. Nguyet, etc. Y aunque sus enfoques varían, lo que todos han encontrado es que los pensamientos tienen una gran influencia sobre la vida de las personas. El Dr. Joe Dispenza, que es neurocirujano y autor Best Seller, explica que las personas tienen de 60 a 70 mil pensamientos al día, de los cuáles, el 90% son los mismos pensamientos que los del día anterior. Por ende, el hecho de tener los mismos pensamientos conlleva a que las personas tomen las mismas decisiones. Las mismas decisiones hacen que la gente tenga los mismos comportamientos. Los mismos comportamientos hacen que tengan las mismas experiencias. Las mismas experiencias hacen que tengan las mismas emociones. Y las mismas emociones hacen que terminen teniendo los mismos pensamientos. Siendo un ciclo que se repite continuamente.
Mismos pensamientos -> Mismas decisiones -> Mismos comportamientos -> Mismos experiencias -> Mismas emociones -> Mismos pensamientos
Por otra parte, Daniel Todd Gilbert, Autor y Profesor de Psicología en Harvard, explica que el cerebro humano opera el 46.9% del tiempo en modo Default, o como mucha gente le dice, piloto automático. En este modo, las personas hacen cosas sin pensarlo, de manera mecánica y repetitiva. Independientemente de si son buenas o malas para sí mismas, o si van enfocadas a sus metas o no. El resto del tiempo, el cerebro opera de forma directa, lo que significa que se está presente y se puede controlar lo que se piensa. Además, según Carol Dweck, psicóloga de Stanford, las creencias y pensamiento juegan un rol clave en lo que las personas quieren, y si lo logran o no.
De manera similar, se encuentra el conocido efecto placebo. El cual trata de explicar cómo un individuo puede tener una mejora o desaparición de ciertos síntomas de enfermedad llevando a cabo un tratamiento que no tiene ninguna propiedad curativa real. Demostrando que el pensamiento y creencia de los pacientes de que están recibiendo un tratamiento, hace que sus síntomas desaparezcan y que su salud mejore. Y aunque parezca algo fantástico, es algo que numerosos estudios científicos han comprobado a lo largo de los años. Lo más interesante es que el cuerpo humano no es capaz de diferenciar lo que le está pasando en el mundo real y lo que está creando mediante los pensamientos.
Un estudio publicado por el Journal of Clinical Neurophysiology, titulado Modulación de las respuestas musculares evocadas por la estimulación magnética transcraneal durante la adquisición de nuevas habilidades motoras finas, explica justamente este fenómeno. En el estudio, se analizaron encefalogramas de individuos. Se dividió a los participantes en tres grupos, a un grupo le pidió tocar una secuencia de notas en piano diariamente por 5 días consecutivos, al otro grupo se le pidió imaginar que tocaban las mismas notas, y al tercer grupo se le pidió no tocar nada. Después de analizar diariamente los encefalogramas de los participantes, se dieron cuenta que los cambios cerebrales de los que tocaron las notas y los que se imaginaban que las tocaban era el mismo, y los que no tocaban ni imaginaban nada no tenían ningún cambio. Por lo tanto, para nuestro cerebro todo lo que pensamos “está pasando” en el mundo “real”.
Haciendo evidente la gran importancia que tienen nuestros pensamientos, al final del día, son de hecho los que determinan nuestro destino. Por lo tanto, se pueden tomar dos decisiones, repetir o evolucionar. Ante la evidencia resulta fácil decidir evolucionar, pero es un proceso complejo porque muchos pensamientos que las personas tienen son de forma inconsciente o se han convertido parte de su programa de piloto automático. No obstante, es algo completamente posible y alcanzable. Existen numerosas técnicas como el mindfulness, afirmaciones positivas, meditación, etc. Cada uno tiene sus particularidades y funcionará de forma diferente dependiendo la persona. Pero el primer paso para poder empezar a cambiar nuestros pensamientos y nuestra vida es volvernos conscientes de esto. Al tener conciencia y tratar de estar presentes en el momento podemos tener control de lo que hacemos y de lo que pensamos. Es cierto que las posibilidades y áreas sin explorar de este tema son infinitas, pero tomando conciencia y cambiando nuestros pensamientos podemos empezar a cambiar nuestra vida y nuestro destino. El azar, la suerte y las circunstancias se vuelven insignificantes a lado de nuestro poder creador.
¡Qué buena publicación!, otra perspectiva que no había visto, trataré de cambiar mi pensamiento y así mi vida.
Totalmente de acuerdo, como personas, muchas veces hay algo que ya sabemos, sin embargo, necesitamos escucharlo de la boca de alguien más para creerlo.
Nosotros creamos las circunstancias en las que estamos y si no nos gustan simplemente hay que cambiarlas :)
Felicidades por tan genial escrito.
Realmente es muy interesante, voy a buscar cambiar mi forma de pensar de ahora en adelante. :)
Qué buen post; esta publicación me ayudó bastante a tener otra perspectiva.
Super interesante. Totalmente empezaré a cambiar mis pensamientos