No es malo aferrarse a las cosas, lo malo es que sea por los motivos equivocados. Por motivos que te han impuesto y al final, no es lo que te trae felicidad o llena un propósito, es cuando debemos de dejar de ser adversos al cambio y decirle adiós a eso que nos detiene.
Dejar ir, para mi es amor y respeto propio, amor porque valorar las cosas por lo que son y fueron y respeto por el tiempo que estuvieron con nosotros. Creo firmemente que si se empieza a valorar lo que dejamos, se valora mucho más lo que se recibe, porque no dejarás que entre basura a tu vida, es entonces cuando realmente las posesiones que tienes generar un valor para ti, cuando conscientemente sabes su propósito y su importancia en tu vida, cuando su trabajo termina es hora de dejarlas ir.
Insisto, por qué seguir manteniendo esa camisa que no te gusta o que ya no te queda, la amabas mientras duró, te lucía espectacular; sin embargo, ahora ocupa un espacio en tu closet que no permite que entré algo más bonito, o peor aún desorden todo lo demás y te puede frustrar verla, porque sabes en lo más profundo de tu corazón que ya no es lo que un día fue, y que no la volverás a usar igual que personas que ya cumplieron su parte en su debido momento, dejan abierto la posibilidad a nuevas experiencias y relaciones. De igual forma podemos tomar esta misma mentalidad con nuestras relaciones personales.
Si es por compromiso, tenemos solo una vida, quieres pasar toda tu vida manteniendo objetos o personas que ya no son buenas para ti, o quieres disfrutar de todo lo que la vida te guarda por delante. Si fue un regalo, agradece lo bien que se lució en ti, lo fit que te veías, y ahora dale otro lugar que no te perjudique. Si es porque te recuerda algo bonito, por supuesto que te lo tienes que quedar, puede ser el objeto en físico, o una foto para ir al álbum, pero si no es algo que aprecies, si es algo que te recuerda un mal momento, puede contárselo a alguien, y despedirte de él, o agradecer lo que te hizo aprender y despedirte de él cuando estés listo, es un proceso y no tiene que ser de la noche a la mañana, pero no prolonguemos parte del proceso de todo que es dejarlo ir.
Además, lo que a ti ya no te hace bien, seguro que será para bien para otra persona, por ejemplo, una playera vieja un trapo, ropa rota podrá ser el relleno de la cama de “Ayudante de Santa”, ropa en buen estado le ayudará a personas de bajo recursos, así como otras personas podrán llegar a la vida de otros que en ese momento lo necesiten, todo termina siempre en su lugar con el debido tiempo.
Es hora de dejar libres esos pensamientos, esa ropa que mil veces has pensado que ya no usarás, ese pantalón que nunca te lo pusiste, o esa persona que dice comentarios molestos pero tú ignoras porque crees que no deberían ser de gran importancia.
Hoy como cualquier día es el mejor momento para preguntarnos realmente qué es lo que es esencial en nuestra vida, hablando con nosotros mismos podremos poner en perspectiva todo lo que nos rodea para saber que podemos dejar y que anhelamos conservar. Es así como de forma activa podemos siempre estar consciente de lo que nos hace feliz y agradecer lo que tenemos.
Si quieren una guía durante este proceso para valorar lo que en verdad debemos conservar, les dejo de recomendación este libro “The Dip“ que sirvió como inspiración para esta columna junto con “Essentialism: The Disciplined Pursuit of Less”, ambas lecturas ideales para buscar lo que en verdad importa en nuestras vidas.
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