Emmet Fox decía que “el arte de la vida es vivir en el momento presente.” Lo cual no resulta ser algo fácil la mayor parte del tiempo. Muchas personas viven sumergidas en su rutina y en su cotidianeidad, no necesariamente porque les guste, sino porque ni siquiera se han detenido a pregunta rse por qué es que viven así. La rutina le da un sentido de control a unas personas y a otras personas un sentido de aburrición. Pero el verdadero reto es encontrar el punto medio para no perder nuestra vida en el piloto automático ni perdernos a nosotros mismos al dejarnos llevar por el momento.
El balance, se verá diferente para cada persona, pero al final del día cumple el mismo propósito, encontrar el equilibro entre todas las esferas de nuestra vida. Siempre es importante que nos detengamos para preguntarnos cómo estamos viviendo nuestro día a día. ¿Disfrutamos el momento? ¿solo vivimos en modo sobrevivencia? ¿Nos damos tiempo de hacer lo que queremos? ¿hacemos cosas para crecer y ser nuestra mejor versión?
Realmente hay una infinidad de preguntas que nos podemos y debemos hacer para descubrir cómo estamos decidiendo vivir nuestra vida y si no nos gusta, hacer algo para cambiarlo. Porque vivir en el pasado o en el futuro es lo mismo que no vivir en lo absoluto. Ya que el pasado nunca regresará y el futuro tampoco llegará. Solo tenemos el momento presente. De nada nos sirve vivir clavados en las penas del pasado o vivir en los planes que tenemos a 20 años. Todo eso lo viviste y lo vivirás en lo que llamamos ahora, en el momento presente.
Sin embargo, eso no significa que no planeamos nada. Debemos planear, pero estar dispuestos a cambiar de dirección si se presentan mejores oportunidades a lo largo de nuestro camino. De eso se trata el concepto de “fluir”. La vida puede sorprendernos y llevarnos a un lugar mucho mejor de lo que imaginábamos. Y al estar fluyendo, debemos de también pensar cómo queremos vivir el proceso de llegar a nuestras metas o el “futuro”.
Porque al final del día, la vida es esa suma de pequeños “ahora” que se van convirtiendo en nuestros recuerdos, memorias e historias de vida. Pero lo único que podemos controlar, cambiar y hacer nuestro es el momento presente, el ahora.
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