Les juro que no fue casualidad que cuando fuimos muy pequeños, nuestros padres utilizaran en nosotros música con la que pudiéramos estudiar cosas. Desde hace ya varios años, se han ido creando miles de canciones infantiles compuestas para aprender lo más básico de lo básico: números, colores, formas, sonidos, etc. ¿Y cómo es que esta combinación funciona? Resulta que la música con su capacidad de inducir emociones es capaz de provocar que el ser humano aprenda algo acompañado de alguna melodía. Dicho de otro modo, la música puede vincular recuerdos y emociones gracias a los niveles de excitación que provoca, dando como resultado que nuestras canciones favoritas (y que estamos repite y repite) junto al mensaje que contienen influyan sobre la codificación y la consolidación de la memoria. Actualmente, se ha demostrado científicamente que existe una estrecha vinculación entre música y memoria.
En primer lugar, se ha revelado que la música propaga la activación cerebral. Tiene sentido que nos emocionemos cuando empieza a sonar una canción que nos gusta, pues los sonidos musicales pueden poner en marcha las áreas cerebrales auditiva, motora (relacionada con el ritmo) y límbica (relacionada con la emoción). Y esto lo hacen de forma automática, no importa el género musical al que estén asociados los sonidos; sólo basta con que la canción sea de nuestro agrado. Asimismo, se descubrió que escuchar música favorece la producción de dopamina, la cual es neurotransmisor clave en la sensación de placer. Entonces, la música es un potente medio de excitación, por lo que ésta consigue activar los dos hemisferios del cerebro y crear más conexiones entre ellos, con el objetivo de captar de una manera más profunda el mensaje contenido en la canción.
Por otro lado, se ha diagnosticado que la música ejerce como un fuerte potencial hacia el aprendizaje verbal. Como ejemplo, hay que retomar el que se ocupó para el inicio de la introducción. Y es que, diferentes estudios en neuropsicología han explicado que, escuchar música desde muy pequeños nos ayuda a desarrollar la parte izquierda del cerebro (la que es responsable de la memoria verbal). Es así como, los niños que han estado en contacto habitual con la música tienen más capacidad para responder ante estímulos, concentrarse y aprender. Por ende, debido a la estimulación musical se origina una mejora en la capacidad de aprendizaje lingüístico, tornándose más precisa, atenta y receptiva.
Para terminar, la música funciona como un medio para aprender sencillamente porque actúa en el subconsciente. Existen estudios que afirman la capacidad de la música para quedarse grabada en la memoria de las personas sin que éstas sean conscientes de ello. Por tanto, sí es válido estudiar algo si el método es reproducir (una, y otra, y otra vez…) canciones que comuniquen un aprendizaje valioso en su lírica, como el famoso rap del Ciclo de Krebs. Los datos recopilados científicamente indican que, la música tiene el poder de instalarse muy profundamente en la memoria. ¿Qué no acaso eso es lo que queremos cuando aprendemos algo?
En conclusión, la música es una pieza altamente activa para mejorar el recuerdo. De igual manera, la música modula tanto la memoria emocional como la no emocional. Por consiguiente, la música afecta de una manera bastante amplia a la memoria, pues gracias a que altera en varias medidas a nuestro cerebro, a través de ella es posible recordar inmediatamente y a la vez estar creando nueva retención de información emocional para un contexto futuro.
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