Las voces internas con las que lidiamos las personas, en especial las mujeres, pueden tomar formas oscuras. La mente es poderosa; los miedos e inseguridades adoptan personajes internos que funcionan como demonios y que no solo nos atormentan, sino que anulan capacidades y talentos y limitan nuestras posibilidades de surgir.
Iniciemos en un escenario en donde se te ha encargado una importante presentación, que la noche antes de exponerla, te desvelaste y consideraste todos los detalles extras para que fuera excelente: el diseño, palabras clave, imágenes llamativas, títulos atractivos, notas de presentación, entre otros. Llega la hora de la verdad y al terminar, tanto tus compañerxs como jefes/profesores te han aplaudido y llenado de piropos, reconociendo el trabajo que has realizado; pero empiezas el cuestionarte “¿..en serio? ¿Si lo leyeron bien? ¿Estaba bien explicado? ¿No estaba simple el diseño?” etc. Y sigues pensando en ello, donde al final de cuentas, para el siguiente proyecto se darán cuenta de quien eres en verdad: una impostora.
El síndrome de la impostora, a veces llamado síndrome del fraude fue descubierto por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en el año 1978, donde en su investigación estas dos psicólogas nos cuentan cómo muchas mujeres, a pesar de haber obtenido grandes logros académicos y profesionales, creen que no son lo suficientemente inteligentes para ello. Es decir, es un trastorno psicológico en el cual las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros. Se atribuye como algo al azar, que pasabas por allí en el momento adecuado, a que lxs demás te están haciendo un favor, etcétera. O en otras palabras, tomar en mano que sucedió por todos los hechos externos que puedan pasar menos al hecho de que fue algo obtenido por esfuerzo y trabajo de unx mismx. No aceptas del todo las críticas positivas y se cree que la gente podría estar siendo demasiado amable o educada con unx mismx. Y se prefiere el alimentarse con comentarios negativos como justificación a esta validación.
Desde la perspectiva de género, su origen tiene que ver con que vivimos en una cultura donde por muchos años se ha invisibilizado y anulado el trabajo y éxito de las mujeres. Afectando las en cualquier profesión o, incluso, en cualquier acto cotidiano donde se ven en la posición de expresar una opinión o hacer público algo, ya sea, por banal que pueda parecer, compartir una foto en Instagram o escribir un tweet. Es por esto por lo que este síndrome se nombra en femenino, ya que son las mujeres las que más sienten esa presión social de no poder fallar y de estar a la altura en todo momento. De esto, Jose A. M. Vela, sociólogo y doctorando en estudios Interdisciplinares de Género de la UAM explica “Hay una situación estadística que muestra esta tendencia y es que, a pesar de que las chicas terminan el bachillerato con mejores notas que los chicos en Matemáticas y Ciencias, son masivamente los chicos los que dedican estudiar ingenierías y carreras técnicas. Las chicas, a pesar de sacar mejores notas deciden estudiar carreras de letras, con escasa salida laboral y carreras de cuidados como Veterinaria y Medicina. Simplemente no se ven en esos puestos”
“Por suerte encuentras tu talla en la prenda que querías en las rebajas, no la beca o el trabajo de tu vida.” - Adriana Andolini (s.f)
Pero a la verdadera pregunta es ¿Cómo podemos el resolverlo o tratarlo?
Debemos plantearnos qué concepción tenemos del fracaso. Qué significa para nosotros. No es lo mimo entender los errores como un paso más en el camino que entenderlos como determinantes y destructivos
Acepta el éxito. Si tienes el síndrome del impostor, puede ser frecuente invalidar incluso el éxito más pequeño. Resiste ese impulso recordando cada éxito, esta práctica te dará una imagen realista de tus logros.
Darte la oportunidad de competir y no dar algo por perdido antes de empezar. El hecho de querer mejorar habla más de la ambición que tienes hacia tus metas y la determinación hacia ellas. Dar por muerto un esfuerzo, es dar por muerto algún sueño o deseo.
Es importante enfrentar, pero también puede ser positivo tener algo del síndrome del impostor: conservas tu humildad y te concentras en mejorar tus hábitos. Todo a su debida medida
“No puedes ser ningún fraude siendo quien realmente eres y dando lo mejor de ti.” Adriana Andolini (s.f)
Queremos el compartirte el trabajo en forma de comic nombrado, “Moderna de pueblo”, donde podemos ejemplificar este síndrome en nuestro día a día. Este comic fue desarrollado por Raquel Corcóles (Periodista y Publicista-ilustradora) y Carlos Carrero (Ingeniero de Organización Industrial-guionista), que deciden plasmar los problemas que enfrentamos en la sociedad en cada uno de sus tomos. Puede encontrar el del síndrome en el siguiente enlace: https://www.instagram.com/p/CGhgjVqnzcU/
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