La música y el cine siempre han tenido una estrecha relación. En los últimos años de la década de 1890 y los comienzos del siglo XX, junto con el surgimiento de varias tecnologías, se vio llegar a las primeras salas el cine mudo, que tal como su nombre lo dice, no contaba con sonido alguno dentro del filme. Sin embargo, desde ese entonces, la música tenía un lugar esencial dentro de las películas. Al no ser posible grabar voz, ni ningún tipo de audio, dentro de la misma película en las salas de cine se contaba con música, dependiendo de la sala podía ser desde un fonógrafo, un pianista en vivo (que era lo más común), hasta una orquesta sinfónica o un coro situados en la parte de atrás de la pantalla. Al principio todo lo que se tocaba era improvisado, apoyándose algunas veces en partituras de música clásica o de repertorio teatral, pero gracias al éxito que tuvo el cine se comenzaron a hacer composiciones originales para las nuevas producciones, siendo la primera, la realizada por Joseph Carl Breil para “El nacimiento de una nación”, de Griffith.
La música dentro del cine mudo tuvo varias funciones, la primera y tal vez la más simple, era cubrir el sonido generado por el proyector que podía llegar a ser un distractor para el público. La segunda era, ser un apoyo a las emociones que se buscaban transmitir en la película apoyando a la imagen y a los cuadros de diálogo, ya que, la música ha sido un gran recurso para generar y reforzar las emociones que se buscaba hacer llegar al espectador dentro de cada una de las escenas. Esto es gracias a que, como explica Radigales en su libro “La música en el cine”, actúa sobre la psique humana, calmándola o alterándola positiva o negativamente.
Después de la llegada del cine sonoro, casi 30 años después del nacimiento del cine, la música se ha mantenido como una parte importante al momento de crear y ambientar las nuevas producciones cinematográficas. En los filmes actuales existen tres elementos principales cuando hablamos de música. El primero es la banda sonora, formada por todos los elementos de sonido y encargada de conectar la parte visual con la auditiva, aquí se puede encontrar el diálogo, los ruidos y los silencios. En segundo lugar, está la banda sonora musical que es toda la música que escuchamos a lo largo de las películas, puede ser original o preexistente y tener otros fines más allá del filme. Por último, encontramos la música de cine, la cual es creada con el único fin de ser utilizada para la película.
Todo esto nos lleva a comprender que, la música en el cine ha pasado de ser una ambientación a ser un elemento importante en la producción audiovisual, a ser un elemento que “transforma, condiciona e invita al espectador a un proceso de acción y reacción” (Radigales, 2008), mientras ve y escucha una película. Llevando a esta experiencia a ser mucho más inmersa, ya que, todo lo que escuchamos logra transmitir los sentimientos proyectados a través un personaje, te ambienta en la época en la que se lleva a cabo una escena al conectar tiempo y espacio, o hasta puede hacerte predecir lo que sucederá en la siguiente escena.
Ibañez, L. (2004) La música en el cine, o cómo una reLación simbiótica puede llegar a ser parasitaria. https://core.ac.uk/download/pdf/61426347.pdf
Radigales J. (2008) La música en el cine. http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/111967/6/La%20música%20en%20el%20cine%20CAST.pdf
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