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Foto del escritorSabina Aguilar

El rosa sigue siendo sólo para mujeres.

"La igualdad de las mujeres debe ser un componente central en cualquier intento para resolver los problemas sociales, económicos y políticos" Kofi Annan

El pink tax o impuesto rosa, es la diferencia que se debe pagar al momento de adquirir la versión “femenina” de cualquier producto. O bien, el 7% más en juguetes, artículos de cuidado personal o calzado si quieres la versión rosa. Incluso si buscas adquirir un seguro será más costoso, culpa nuestra por vivir más años y padecer más enfermedades que los hombres.


La desigualdad de género se encuentra presente en todos los ámbitos de la vida, la economía no es la excepción. El impuesto rosa es algo que ha existido desde hace ya varias décadas, la Procuraduría Federal del Consumidor atribuye este exceso a que un producto dirigido para mujeres implica un diseño más elaborado, mayor inversión en publicidad o un empaque más costoso. Otro dato llamativo sobre este tema es la brecha salarial, el ingreso de una mujer es 16% inferior al de un hombre ¿Y aún así pagamos más?


¿Por qué seguimos pagando este impuesto rosa?

La sociedad machista ha impuesto por años estereotipos a las mujeres, incluyendo los artículos que consume: rastrillos, ropa, colores, tratamientos, etc. Todo sigue la línea de cumplir dichas normas sociales, como el rosa es de niña, una mujer se cuida la piel, el cabello, siempre huele bien, debe usar artículos que sean de colores femeninos como el rosa, morado o tonos pasteles. La rutina de una mujer incluye: maquillaje, depilación, skincare de 10 pasos, tintes, crema humectante de manos, pies, cuerpo (cada una es diferente), acondicionador, shampoo, crema para peinar, mascarilla facial o capilar, y jabón para la zona íntima. Mientras que la rutina de un hombre se basa en un jabón que es shampoo, acondicionador y jabón corporal, todo en 1. Por un precio mucho menor que cualquier producto para la mujer. Lo anterior termina por limitar las opciones y enriqueciendo a las industrias, pues una marca sabe que si su producto se dirige a mujeres entonces podrá tener mayores ingresos.


Si eres mujer, seguramente has vivido bajo la idea de que los rastrillos para hombre hará que tu vello salga más grueso, más oscuro, etc. Mientras que si usas el rastrillo rosa tu piel será sedosa y brillante. La industria de la publicidad ha sabido vender a lo largo de la historia los productos para mujeres, creando necesidades para las consumidoras. Y no solo eso, también se involucran los estereotipos antes mencionados, ya que el simple hecho de que una playera para bebé tenga una flor y no un dinosaurio ya es motivo suficiente para aumentar un 4% el precio.


¿Qué hacer contra el pink tax?

En muchas ciudades ya se puede proceder legalmente contra el impuesto rosa, lamentablemente en México aún no hay mucho que hacer o no se garantiza éxito si se decide emprender esa batalla. Sin embargo, eso no quiere decir que no queda nada por hacer, aquí te dejo algunas acciones que te evitará ese impuesto y en conjunto podríamos terminar con él.

  • Comparar precios en diversas tiendas.

  • Comprar la versión genérica o masculina del producto.

  • Comprar en ofertas o al mayoreo.

  • En artículos de bebé se sugiere comprar en la categoría “neutro”, que no sea un producto dirigido a niñas o niños en específico.

Lamentablemente, debemos recurrir a lo anterior, a buscar nosotras la alternativa o solución, porque el camino fácil, que sería eliminar ese impuesto rosa, está lejos de la realidad. Pero, si vamos en contra del sistema lograremos que se elimine.

Los cambios que la mujer quiere y necesita se logran gracias al movimiento feminista, pues juntas somos más fuertes.



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