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Foto del escritorNydia Hernández

El STEM y la Brecha de Genero Vocacional

A través de la historia, la ciencia y la tecnología han sido siempre sectores en los que la participación de la mujer es menor comparada a la de los hombres, en general el conocimiento estaba en manos masculinas, esto era y sigue siendo causado por factores sociales que ocasionan la exclusión de la mujer. Aún existen muchos prejuicios sobre las mujeres que estudian ciencias y estas proyectan a su vez una imagen fuertemente masculina, que en cierta forma rechaza a la figura femenina, considerándola en momentos menos apta para llevar a cabo tareas de la carrera misma.


(Getty Images)

La sociedad aún perpetua creencias sociales, como lo es la atribución de ciertas expectativas y roles a las personas en base a su género o más bien a su sexo biológico. Estas expectativas marcan indicadores de lo que la sociedad normatiza como apto para cada sexo y estas no reconocen que ser hombre o mujer no determina las capacidades y limitantes cognitivas ni sociales de los individuos.


Pretenden construir y establecer las formas de vida esperadas para los individuos pertenecientes a ella, desde que nacen se les atribuyen y asignan determinados estándares, estereotipos, conductas, capacidades, roles, responsabilidades e ideales. Impone sobre ellos deseos, aspiraciones y fija límites del desarrollo de sus vidas. Todo esto establece una dicotomía entre lo que se considera femenino y lo que no, dando un carácter sexuado a toda acción que realicen, y que, a la larga, va influyendo en la construcción de sus identidades, la percepción que tienen de su entorno y las personas que lo conforman.


Por su parte, las escuelas y centros educativos también juegan un papel importante y vital en la percepción que tienen los niños de su entorno y como consecuencia de su identidad. Es por ello, que la carga androcéntrica que tienen es tan preocupante. En estas instituciones cuando se presenta la historia de diferentes ciencias y disciplinas se puden observar claramente los sesgos androcéntricos aún existentes, y un ejemplo claro de esto es el borrado de las mujeres en la historia que se presenta en los libros de texto y en el estudio de esta. Esto hace que las niñas no perciban representación en estas áreas y consecuentemente provocan que no se puedan sentir identificadas con las figuras que estudian y menos motivadas a seguir los pasos de ellas y estudiar o dedicarse a esta área profesional.


El CIMAD (El Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección) expone que “en México, 38% de las mujeres estudian carreras STEM; pero en edades tempranas apenas 9% de las jóvenes (vs. 28% de jóvenes varones) manifiesta interés en estudiar ciencias o ingeniería.” (IPADE Business School, párr. 15).


Sí bien en México desde el ciclo escolar 1999-2000, las mujeres representan alrededor del 50% de la población universitaria, al realizar un análisis sobre la concentración nacional de mujeres en las distintas áreas podemos observar que las carreras que son estereotípicamente relacionas al rol femenino son las que poseen el mayor porcentaje de mujeres en su matrícula. En la siguiente tabla que contiene datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (2011) podemos observar claramente este hecho.

Área

Porcentaje de Mujeres en la Matricula Nacional

Porcentaje de Hombres en la Matricula Nacional

Ciencias Agropecuarias

​33.6%

66.4%

Ciencias de la Salud

65.8%

34.2%

​Ciencias Naturales y Exactas

47.8%

52.2%

Ciencias Sociales y Administrativas

58.2%

41.8%

Educación y Humanidades

67.8%

32.2%

​Ingeniería y Tecnología

29.9%

70.1%

Tabla I. Distribución de la matricula en las áreas de estudio en México (ctd. Cortés et al. 43)

Como se expresa en las tablas las carreras pertenecientes al área de educación y humanidades, así como ciencias de la salud son las que contienen al mayor porcentaje de mujeres en su matrícula, y podemos notar que una de las características que estas áreas tienen en común es que típicamente las carreras pertenecientes a estás se relacionan estrechamente con el cuidado, atención y servicio de los demás. Se puede notar también que la concentración de masculinos se encuentra en las carreras de ciencias agropecuarias y el área de ingeniería y tecnología, lo que hace aún más evidente la carga masculina de dichas carreras.


Gracias a los datos e información analizada podemos decir que la falta de interés femenino en estudiar carreras pertenecientes al STEM se debe a los prejuicios y roles inculcados en las mujeres desde corta edad y la forma en la que sistemáticamente estos se perpetúan en ellas. Por ello, es necesario que se hagan más y mejores esfuerzos para involucrar a las niñas en esta área y borrar la estereotipación de las carreras pertenecientes al STEM.

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