top of page

El tartamudeo y cómo manejarlo

Foto del escritor: Samuel Higüitl Enríquez Samuel Higüitl Enríquez

Una enfermedad que afecta a muchos y de la cual poco se habla: El tartamudeo, también conocido como falta de fluidez en el habla.

El tartamudeo es un trastorno del habla caracterizado por la repetición o prolongación de sonidos, sílabas o palabras, lo que interfiere con la fluidez del discurso. Además, puede ir acompañado de otros síntomas, como parpadeo rápido o temblores en los labios. Esta condición puede dificultar la comunicación y afectar la calidad de vida de quien la padece. Los síntomas del tartamudeo pueden variar a lo largo del día y en diferentes situaciones. Hablar en público o por teléfono suele intensificarlo, mientras que actividades como cantar, leer o hablar al unísono pueden reducirlo (NIDCD,2008).

El tartamudeo puede afectar a personas de todas las edades, aunque es más común en niños de entre 2 y 5 años, etapa en la que están desarrollando sus habilidades lingüísticas. Aproximadamente el 5% de los niños experimentará tartamudeo en algún momento de su vida, con una duración que puede ir desde unas semanas hasta varios años. Los varones tienen el doble de probabilidad de tartamudear en comparación con las niñas y, a medida que crecen, la proporción aumenta, siendo entre tres y cuatro veces más común en hombres que en mujeres. La mayoría de los niños superan el tartamudeo con el tiempo, y en la edad adulta solo alrededor del 1% o menos de la población sigue presentándolo.

Los seres humanos producimos sonidos mediante una serie de movimientos musculares coordinados con precisión, los cuales involucran la respiración, la fonación (producción de la voz) y la articulación (movimientos de la garganta, el paladar, la lengua y los labios). El cerebro es el encargado de controlar estos movimientos, mientras que el sentido del oído y el tacto los monitorean para garantizar su correcta ejecución.

Las causas exactas del tartamudeo en sus dos formas más comunes aún no se conocen por completo. Existe un tercer tipo, denominado tartamudeo psicogénico, que puede ser desencadenado por un trauma emocional o dificultades en el pensamiento y razonamiento. En el pasado, se creía que todo el tartamudeo tenía un origen psicogénico, pero hoy sabemos que este tipo es poco frecuente.

Tartamudeo del desarrollo

El tartamudeo del desarrollo es el más común y ocurre en niños pequeños mientras están adquiriendo habilidades del habla y el lenguaje. Algunos expertos sugieren que se debe a que estas habilidades aún no pueden responder a las demandas verbales del niño. Además, se ha observado que el tartamudeo del desarrollo tiende a presentarse en familias, lo que sugiere un componente genético. Sin embargo, los investigadores aún no han identificado los genes específicos responsables.

Tartamudeo neurogénico

El tartamudeo neurogénico puede surgir después de un trauma en la cabeza, un derrame cerebral u otra lesión cerebral. En este caso, el cerebro tiene dificultades para coordinar los mecanismos del habla debido a problemas en la transmisión de señales entre el cerebro, los nervios y los músculos.

Aunque no existe una cura definitiva para el tartamudeo, hay diversos tratamientos disponibles. La elección del enfoque adecuado depende de la edad de la persona, sus objetivos de comunicación y otros factores individuales. Para determinar la mejor estrategia, es fundamental trabajar con un especialista en trastornos del habla y lenguaje (SLP, por sus siglas en inglés). En niños pequeños, iniciar la intervención temprana puede prevenir que el tartamudeo del desarrollo se convierta en un problema persistente. Existen técnicas que pueden mejorar la fluidez del habla y fomentar una actitud positiva hacia la comunicación. Por lo general, se recomienda una evaluación profesional si el niño:

Presenta tartamudeo durante más de tres a seis meses.

Muestra síntomas asociados, como parpadeo rápido o temblores en los labios.

Tiene antecedentes familiares de tartamudeo u otros trastornos del habla.

Algunos expertos sugieren realizar evaluaciones cada tres meses para monitorear la evolución del tartamudeo y determinar si está mejorando o empeorando.

 

 

 

Referencias

Instituto Nacional de la Sordera y otros trastornos de la comunicación (2008). El tartamudeo.  Departamento De Salud y Servicios Humanos De los EE. UU.

El Kadaoui Calvo, M., Molina Gutiérrez, M.A., & Gómez Andrés, D.. (2015). Enfoque y manejo de la tartamudez. Pediatría Atención Primaria, 17(65), e49-e51. https://dx.doi.org/10.4321/S1139-76322015000100011

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


ContactO

Puedes contactarnos a través de nuestras redes sociales o nuestro correo electrónico:

wibsa.mx@gmail.com 

¡Gracias por tu mensaje!

© 2024 para WIBSA

bottom of page