La Ruptura de la Gran Cadena Patriarcal: orígenes del feminismo

Actualmente el feminismo se ha vuelto un tema muy sonado tanto en las noticias nacionales e internacionales como en las conversaciones del día a día, y a pesar de estar en la época en donde la información se encuentra a un clic de distancia, aún hay una desinformación predominante respecto a este tema. Es por ello que para aumentar nuestro conocimiento en este asunto me parece de suma importancia saber ¿Cómo? ¿Dónde? y ¿Cuándo surgió todo?

Corría el siglo XVIII, se hacía presente la Ilustración y estallaba la Revolución Francesa. Sin lugar a dudas un periodo muy importante para toda la historia humana, sin embargo hay un suceso que se encuentra excluido de esta narrativa y de todos los libros de historia: el nacimiento del feminismo.

Es imprescindible señalar las razones que llevaron al surgimiento de este movimiento, ya que a pesar de que con anterioridad algunas mujeres habían denunciado las desventajas que tenían que vivir por el hecho de ser mujeres, realmente nunca se cuestionaron acerca de las raíces de esta opresión y discriminación. Pero entonces, ¿qué peculiaridad tuvo el siglo XVIII para llevar al inicio de estos cuestionamientos? La respuesta es la exclusión de las mujeres respecto al ejercicio de las nuevas libertades y derechos obtenidos a raíz de la Revolución, a pesar de que ellas, al igual que los hombres, estuvieron presentes participando durante todo el movimiento para ganar la lucha.

Es por ello que, tal vez de forma un poco paradójica, fue la introducción de una idea en particular la que dio inicio a todo; la igualdad. Porque este concepto no se refería a la igualdad entre ambos sexos, sino solamente entre uno de ellos: los hombres. La principal razón de esto fue, según afirmaciones de autores como Kant y Rousseau, que debido a la naturaleza de la mujer carece de razón, por lo cual no puede ser considerada como ciudadana y no se le pueden dar los mismos derechos que a un hombre.

No obstante, Mary Wollstonecraft desmiente este argumento en su obra A Vindication of the Rights of Women (1972) estableciendo que “las mujeres no son inferiores al hombre por naturaleza, sino que se debe a la educación diferenciada entre unos y otros” (Flores, 2017). Un razonamiento totalmente válido, ya que, si bien algunas mujeres corrían con la suerte de recibir educación, esta no era la misma que la del sexo opuesto. A ellas se les enseñaba a ser una buena esposa y madre, ya que se les obligaba (y se les sigue obligando) a cumplir con esta tarea. Fue entonces la misma marginación y discriminación hacia las mujeres lo que dio paso a la corriente de pensamiento que busca acabar con ello.

¿Y México?

En nuestro país los primeros síntomas del nacimiento de este movimiento social no se dieron sino hasta finales del siglo XIX y principios del XX, visto de manera general las causas eran las mismas que las de Europa del siglo XVIII; desventajas y desigualdades sociales frente al sexo opuesto. Sin embargo el objetivo que dio vida al feminismo mexicano fue la búsqueda por la educación de las mujeres mexicanas y su derecho al voto. De esta forma se llevó a cabo el primer congreso feminista en Yucatán en diciembre de 1916 que buscaba crear un consenso frente a las reformas educativas y sociales. No obstante en años posteriores la llama del feminismo se apagaría hasta casi desaparecer por una desconfianza hacía el término.