La motivación y la disciplina juegan un rol importante cuando se trata de tomar acción para cumplir nuestras metas. Es muy dado que cuando nos sentimos motivados nos pongamos metas, o propongamos un cambio en nuestro estilo de vida, como al inició de un nuevo año por ejemplo, que decimos que iremos más al gimnasio, o que comeremos de manera más saludable. Pero seamos sinceros, en la mayoría de los casos esa motivación nos dura unas cuantas semanas, a lo máximo mes y medio, y el resto del año regresamos a nuestros viejos hábitos. Pero, ¿Por qué?
Esto lo podemos explicar con la motivación. Esta se define por factores tanto internos como externos que nos “mueven”, o dan la energía para hacer las cosas, y determinan nuestras acciones. Sin embargo, esta motivación viene y va, ya que fácilmente puede ser afectada por los mismos factores internos y externos. Por esto mismo, es que durante un tiempo tomamos las decisiones necesarias, para poder alcanzar nuestras metas, pero después, lo dejamos. Empezamos a hacer “faltas” en las nuevas rutinas que nosotros mismos hemos propuesto. Comienza con un “no tengo ganas” o “por un día que no lo haga no pasa nada”(y terminamos no haciéndolo por una semana), “estoy muy cansado/cansada” etc, o por la simple frustración de que como no vemos cambios o avances lo dejamos. Solemos olvidar que es un proceso, que va poco a poco, y es ahí es cuando se ve afectada esa motivación.
Sin embargo, cuando existe la disciplina, la historia es completamente distinta. La disciplina es un hábito que cada quien forma en base al autocontrol y compromiso para hacer las cosas. Es nuestra capacidad para seguir haciendo las cosas incluso cuando estamos cansados, o tenemos flojera. La disciplina funciona a base de consistencia, por esto me refiero a que es algo duradero y estable. Al tener disciplina es más fácil poder alcanzar nuestras metas, ya que esta no es afectada tan fácilmente como la motivación. Como se mencionó previamente esta parte del autocontrol y voluntad es necesaria para decir “puede que hoy no quiera hacerlo, estoy cansado, pero tengo que cumplir con ello”. La disciplina nos da la estructura necesaria para alcanzar estas metas, de igual manera es más fácil desarrollarla cuando llevamos un seguimiento de nuestros hábitos. La disciplina nos da la consistencia que la motivación no puede mantener.
Ahora, es importante entender que la motivación es la que detona el cambio, es el golpe de energía necesario, que nos inspira a hacer las cosas y alcanzar nuestras metas. Sin embargo, por el mismo hecho de que esta es afectada fácilmente, no podemos depender de ella, es ahí cuando entra la disciplina. Estas trabajan en equipo ya que en pocas palabras, la motivación es la energía inicial, mientras que la disciplina es la que nos permite seguir trabajando, tomando las decisiones y acciones necesarias para cumplir con lo que nos proponemos.
Por otro lado, también hay que ser inteligentes y saber cuando esta misma disciplina nos puede llegar a hacer daño. Por ejemplo, si nuestro objetivo es ir diario al gimnasio, pero estamos enfermos o con una lesión y el médico nos ha puesto en reposo, claramente no vamos a ignorar las instrucciones que se nos han dado, ya que al hacerlo podría llegar a ser contraproducente. Del mismo modo en el que un exceso de disciplina puede afectar nuestra salud mental y física, esta puede afectar nuestras relaciones, ya que nos aferramos a una rutina demasiado estricta. De manera similar, un exceso de disciplina en otros ámbitos, como la dedicación excesiva a los estudios, nos lleva a darle menos importancia al tiempo de ocio y a nuestras relaciones sociales, nuevamente esto afectará nuestra salud mental, junto con las relaciones con familia, amigos, y seres queridos en general.
Por eso es importante encontrar un balance y saber cuándo tomar un pequeño descanso. Ya que es muy diferente dejar las cosas por falta de motivación, a tomar un descanso un día pero seguir al siguiente. Para poder encontrar este balance es necesario el conocimiento de uno mismo, y la disposición a ser flexibles.
Al final tanto la motivación como la disciplina son importantes para cumplir con nuestras metas. La clave está en reconocer cuándo debemos seguir y cuándo debemos tomar un descanso. Al encontrar un balance nos permitimos ser constantes sin afectar nuestro bienestar. Nuestro éxito no solo se define al alcanzar nuestros objetivos, sino también en las decisiones que tomamos para alcanzarlo.
Referencias:
- BIU International. (2024, 26 enero). Disciplina, un hábito para alcanzar el éxito. BIU International. https://www.biu.us/blog/articulos/disciplina-un-habito-para-alcanzar-el-exito-blog-biu#:~:text=La%20disciplina%20es%20un%20h%C3%A1bito,a%20paso%20para%20poder%20lograrlos.
- Callejo, F. (2024, 8 febrero). La importancia de la motivación y la disciplina en el logro de objetivos - UPAD Psicología & Coaching. UPAD Psicología & Coaching. https://upadpsicologiacoaching.com/la-importancia-de-la-motivacion-y-la-disciplina-en-el-logro-de-objetivos/
- Motivación intrínseca y extrínseca: qué son y por qué las necesitas. (2023, 15 diciembre). Santander Open Academy. https://www.santanderopenacademy.com/es/blog/motivacion-intrinseca-y-extrinseca.html
-Pereira, M. L. N. (2009). Motivación: perspectivas teóricas y algunas consideraciones de su importancia en el ámbito educativo. Revista Educación, 33(2), 153. https://doi.org/10.15517/revedu.v33i2.510
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