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Foto del escritorCarlos Castelán

¿Por qué ser siempre asertivo con las personas que estimas?

Hoy en día, la comunicación es una de las bases principales para funcionar como sociedad. Gracias a ella se hacen propuestas, se llegan a acuerdos, y se establecen reglas. Y precisamente es que, se definen normas debido a que puede llegar a ser muy distinto la manera de pensar entre unos y otros. Entonces, una sociedad exitosa funciona con la participación de todo aquel que la conforma. Lo mismo sucede con un grupo de amigos, o hasta con algo más reducido como con una pareja. La aportación de cada uno es de suma importancia. Así como es importante escuchar, también lo es hablar y expresar varias de las visiones que rodean a nuestra mente.

Desde esa tesitura, la asertividad es un valor imprescindible de ejercer en cualquier tipo de relación, ya sea amistosa, matrimonial o hasta familiar. La asertividad es expresar nuestra aspiración, y sobre todo, lo que esperamos a cambio de la otra persona. Dicho de forma más amplia, se define formalmente a la asertividad como

“La habilidad que permite a las personas expresar de la manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus emociones frente a otra persona. Las personas que poseen esta cualidad expresan de manera directa y adecuada sus opiniones y sentimientos, tanto positivos como negativos” (Peralbo, 2019).

Así pues, lo primordial a recalcar es que, ser una persona asertiva otorga calidad y autenticidad a cualquier relación interpersonal, pues se está siendo totalmente honesto al ser preciso con lo que se quiere. La asertividad es una de tantas señales que existen para revelar el autoestima, ya que siendo asertivos se demuestra que el respeto que te tienes a ti mismo, es el mismo que estás buscando que te den los demás. De cierta forma, se trata tanto de cualificar, así como de poner límites dentro de una interacción, dando como resultado un sentido de libertad.

En consecuencia, ser asertivo significa entrar en un ámbito de negociación, pues tampoco se trata de exigir en los otros algo que sí o sí tienen que hacer, sencillamente porque a uno le parece placentero. Apoyándose de la conversación y un intercambio de ideas, la asertividad encamina a los acuerdos. Tras manifestar un sentimiento, y luego de haber descrito cierto contexto, una persona asertiva tiene derecho de pedir de forma concreta y amable lo que espera del otro, tomando en cuenta también su postura y personalidad. Por ejemplo, tal como lo aclara el doctor García, no es lo mismo decir así de la nada “Quiero que me pongas atención” a que, tras haber expuesto razones, se comente “Me gustaría más que, cuando hablo me mires a los ojos y contestes a lo que te pregunto” (2021).

Para concluir, la asertividad es una de las principales herramientas para ser activo y aportar un mayor margen de maniobra dentro de una relación interpersonal. Por ende, es un valor que desarrolla una interacción lo más sana, amena y divertida posible. Desde esa perspectiva, la asertividad sirve para atraer actos consecuentes que mejoren o calibren una relación.

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