La música tiene una cualidad que nos hace seguir el ritmo, mover la cabeza y ponernos a bailar. A esta característica que tiene la música le podemos llamar “groove”, y siendo más específicos, se le podría definir como, “querer mover alguna parte del cuerpo en relación a algún aspecto del patrón de sonido” (Madison, 2006). También se podría expresar como la sensación rítmicamente expansiva creada por la interacción de la música interpretada por la sección rítmica de una banda (batería, bajo eléctrico o contrabajo, guitarra y teclados).
El groove normalmente está caracterizado por la complejidad rítmica de las piezas, y la forma de utilizar síncopas en la música, ya que es una de las formas más estudiadas de la complejidad rítmica en la música y puede definirse como un acontecimiento rítmico que viola las expectativas métricas de quien la escucha, provocando y generando tanto placer como movimiento corporal.
Todo lo anterior, fue encontrado gracias al estudio “Syncopation, Body-Movement and Pleasure in Groove Music”, realizado en Reino Unido. En este, participaron 60 voluntarios entre 17 y 63 años, procedentes de 5 continentes. Ellos debían escuchar 50 fragmentos musicales de diversos géneros para después llenar un test online expresando cuales fragmentos les causaron el mayor placer y ganas de bailar. Esto dio como resultado que, “un uso intermedio de las síncopas en la música causan el mayor deseo de moverse y placer en la música asociada al groove” (Witek, 2015).
De igual manera, el artículo “Musical groove modulates motor cortex excitability: A TMS investigation” dio como resultado, que, la música con un mayor groove tiene una relación directa con la actividad neuronal, causando una activación en el sistema motor, el cual está directamente conectado con el procesamiento del ritmo, y en consecuencia causando una mayor emoción y placer a las personas que la escuchan.
Por las razones anteriormente mencionadas, es que hay veces en las que no podemos evitar movernos al ritmo de la música, así que la próxima vez que escuchen una canción que los haga sentir que tienen que pararse y bailar, no se resistan y disfruten del “groove”.
¡Excelente columna! Eso me explica todo.