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Sexismo y Autismo

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza principalmente por la presencia de dificultades en la comunicación e interacción social, patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, estas dificultades pueden observarse desde edades tempranas, sin embargo, también se pueden presentar en edades más avanzadas. Actualmente existen diversas pruebas de diagnóstico, no obstante, estas pruebas se han realizado en base al fenotipo masculino autista y aún no se han realizado pruebas que detecten las diferencias de puntuación entre géneros, lo que provoca que dichos parámetros puedan estar sesgados lo que termina dificultando el diagnóstico femenino.

(Carve850, 2021)


Es un hecho que el TEA se diagnostica con más frecuencia en varones, incluso, tradicionalmente se tiene la idea errónea de que el TEA es cuatro veces más común en hombres y que las mujeres presentan síntomas más graves, sin embargo, estudios recientes han comenzado a marcar la tendencia de disminución de esta proporción, llegando a marcar que es de 2.0-2.6 diagnósticos masculinos contra uno femenino, al mismo tiempo, diversos autores sostienen que el hecho de que el autismo sea diagnosticado con más frecuencia en hombres probablemente es resultado de la subestimación y fallos en la detección del TEA en las mujeres ya que, como como se mencionó, los criterios para diagnosticar este trastorno se basan en su mayoría sobre datos obtenidos en estudios realizados sobre poblaciones mayor o totalmente masculinas, lo que provoca que se excluyan variantes de vital importancia en el diagnóstico de TEA a mujeres.


Otra de las razones por las que el autismo resulta difícil de diagnosticar en mujeres es el hecho de que tienden a camuflar o enmascarar su comportamiento haciendo que sus rasgos de autismo no sean tan evidentes y pasen desapercibidos, esto puede deberse a factores sociales, pero también a factores biológicos, por ejemplo, investigadores han encontrado evidencias que sugieren que el funcionamiento socioemocional de las niñas diagnosticadas con TEA es superficialmente similar al funcionamiento de varones neurotípicos. Aunado a esto las pacientes suelen tener la capacidad de aprender por imitación, es así como; de alguna forma, copian la manera en la que otros socializan y así adquieren estrategias sociales y memorizan normas de interacción y comunicación. Esto causa que los comportamientos y síntomas de las pacientes femeninas se malinterpreten y consecuentemente obtengan un diagnóstico errado o sean ignoradas. Sumado a esto; es decir, a la habilidad de las niñas para ocultar sus síntomas, se sabe que aún existen creencias sociales acerca de la forma en la que las mujeres deben relacionarse, en general se piensa que las niñas tienden a ser más tímidas, tranquilas, quisquillosas, ordenadas y apegadas a la rutina, dichas creencias hacen que estas conductas propias del TEA pasen desapercibidas.

Los sesgos de genero comentados no solo se presentan en pruebas diagnósticas sino también en investigaciones y tratamientos. Es verdaderamente preocupante la existencia y prevalencia del androcentrismo en un área tan primordial como lo es el campo médico. En este caso específico el hecho de que las investigaciones sobre TEA se hayan realizado sobre poblaciones total o mayormente masculinas para identificar la sintomatología y los indicadores de autismo provoca que las pruebas diagnósticas ignoren las diferencias existentes en la manifestación de este trastorno y la comprensión sexista del autismo hace que factores sociales y biológicos sean ignorado. Se generalizan características que no necesariamente son iguales entre los sexos. Las niñas con autismo no son diagnosticadas, sus casos se pasan por alto, son ignoradas y olvidadas y esto trae consigo diversos problemas que se manifiestan principalmente como dificultades para encajar en la sociedad y adaptarse a diversos escenarios, lo que a su vez las expone al desarrollo de comorbilidades como la depresión, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, entre otros.

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