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Sobre el proyecto de vida

Foto del escritor: Ana Karina Caballero Sosa Ana Karina Caballero Sosa

¿Qué quieres ser cuando seas grande? Desde nuestra infancia hemos escuchado esta pregunta y le hemos dado vueltas una y otra vez a la respuesta. Diseñadora de modas, escritora, cineasta, psicóloga, bailarina y periodista fueron algunas de mis opciones. Finalmente decidí ser abogada y cumplí lo que era mi sueño al iniciar la universidad: trabajar en el área jurídica de una empresa internacional. Sin embargo, no puedo evitar replantearme cada mañana si este realmente este era el camino correcto.

 

Vivimos en una sociedad que constantemente nos cuestiona sobre el proyecto de vida. ¿Cómo te ves en 1 año? ¿Y en 5? ¿Y en 10? Cada vez es más difícil para mí responder esta pregunta, ya no estoy segura ni siquiera de cómo me veo dentro de 6 meses. Además nos han insertado la necesidad de la especialización. Te fuerzan a elegir una única profesión u oficio y sobre eso centrar tu vida. Cómo Byung-Chul Han lo menciona en su libro “La sociedad del cansancio”, éste podría ser un mecanismo de la industrialización y el sistema capitalista que nos mantiene como seres productivos, sacrificando todo en nombre del “proyecto de vida”. Esta presión constante ha generado muchas crisis profesionales, existenciales y de identidad.

 

Si bien es cierto que tener claro un proyecto de vida puede funcionar con guía y ancla en los momentos turbulentos, es imprescindible que comencemos a visualizarlo como algo sujeto a cambio.

 

Quizás estoy cumpliendo lo que a mis 15 años soñé, pero no necesariamente es lo que a mis 27 años realmente quiero. Nuestros intereses y gustos van en función de las vivencias, carencias, virtudes, los entornos y los círculos sociales circunstanciales. Pero si todo eso cambia, ¿Por qué los sueños no lo harían? Si las carencias o necesidades han sido cubiertas, si hay nuevas amistades, si las actividades diarias son diferentes, es lógico que el proyecto de vida pueda modificarse.

 

El problema es que cuando la mayoría de las personas se enfrenta a este proceso puede experimentar una sensación de fracaso, ansiedad e incluso depresión. Parece que el sentido de vida se ha perdido, pero en muchas ocasiones quizás solamente es que estamos atravesando un cambio sobre nuestro proyecto de vida.

 

Si estás atravesando este proceso tengo para ti tres sugerencias:

 

1.    Prueba nuevas actividades: Pierde el miedo a hacer nuevas cosas. No importa si tienes talento o no para ello. En la mayoría de las ocasiones serán experiencias que durarán una o dos horas, si no te gusta no tienes que volver a hacerlo         . Pero quizás puedas encontrar un nuevo hobby que se podría convertir en el complemento de tu proyecto de vida.

2.    Explora tus intereses de ese momento: Si de repente sientes curiosidad por algo en específico, explóralo. No importa si parece que no tiene relación con lo que actualmente realizas. Nadie te estará juzgando, y si lo hacen muy probablemente serán personas que no se atreven a salir de la zona de confort.

3.    Sal de la caja: A veces parece que los hobbies o intereses son muy distintos entre sí, pero haz el esfuerzo por buscar la manera en la que pueden converger. Derriba tus propias creencias limitantes y busca ejemplos de personas que han logrado unir los intereses.

 

Cambiar es el proceso más natural que como seres humanos podemos atravesar. Hay que permitir que nuestros sueños cambien con nosotros y no juzgarnos por no soñar lo mismo que cuando éramos niñas y niños. Tener un proyecto de vida nos puede guiar pero si en el camino descubrimos un nuevo objetivo debemos darnos la oportunidad de trazar un nuevo camino.

 


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