Sobre la importancia de la flexibilidad
- Ana Karina Caballero Sosa
- hace 6 días
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Las rutinas suelen gustarme porque me dan estabilidad y consistencia, me permiten estructurarme y plantearme un camino para lograr un objetivo. Pero me ha costado entender que el control que tengo sobre las rutinas únicamente puede ser sobre aspectos propios. Puedo controlar los horarios a los que me gustaría hacer las cosas, la voluntad para hacerlo, la planeación previa para tener esos espacios en las agendas.
Pero hay otras cosas sobre las que, aunque quisiera, no puedo tener control.Por ejemplo, yo no puedo controlar si hay algún obstáculo externo que me impida seguir mi rutina como me gustaría, tampoco puedo controlar algunosaspectos biológicos y que pueden cambiar mi rutina, como una enfermedad, o el tiempo de las personas que conviven conmigo. Esta situación anteriormente me frustraba mucho.
Las personas o perfiles que tendemos a la obsesión, solemos ser muy disciplinados y constantes, lo cual es considerada una virtud. Pero se convierte en un arma de doble filo cuando esa disciplina se transforma en obsesión, sacrificando aspectos importantes que quizás no lo parezcan en el momento, pero que continuamente se convierten en aquello sobre lo que las personas se arrepienten. Por ejemplo, no disfrutar el presente, no compartir tiempo con seres queridos, no aprovechar oportunidades que solo se presentaron una vez en la vida.
Inicialmente me parecía ilógico que criticaran mi disciplina y constancia ¿por qué reducir una cualidad si lo que busco es la mejor versión de mimisma? Pero con el tiempo he comprendido que la falta de flexibilidad se disfraza continuamente de disciplina. El enfoque, entonces, debería de ser sobre trabajar la flexibilidad, no reducir la disciplina.
Muchas veces hace falta ser flexible para entender que las rutinas cambian,que no podemos controlarlo todo y que la rutina es funcional cuando es capaz de moldearse a otras circunstancias. La flexibilidad no se trata de ser laxa, si no de comprender que para todo hay tiempo. Es darle su lugar y prioridad a cada cosa teniendo claro los objetivos, pero permitir que de vez en cuando ese orden de priorización se modifique, sabiendo que siempre tenemos la posibilidad de retomar rutinas y estructurarlas nuevamente para que se adapten a nuestra vida y no nuestras vidas a ellas.
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