Tus días dan vueltas, la presión es mucha. Tienes tu agenda repleta de actividades y obligaciones importantes por cumplir, pero nada en esa lista te anima a seguir con el día. Simplemente, te gana el cansancio y no encuentras en ti algo que te diga que si puedes. No estamos hablando de depresión o algo por el estilo. Estamos hablando de un proceso complejo que nos puede atormentar a todos en cualquier momento de nuestra vida escolar, laboral e incluso personal.
El síndrome burnout, reconocido así por la OMS, es un síndrome relacionado con el estrés crónico, es decir que permanece e incluso aumenta con el paso del tiempo, causado principalmente por el exceso de trabajo al que nos sometemos cada día y que no se maneja adecuadamente, esto quiere decir que no se tiene una forma para drenar ese estrés de manera que no se transmita a otras actividades que tengas por el resto del día. Es común en estudiantes, profesores, personal médico y de emergencias, y en general a ocupaciones con exceso de carga de trabajo o tareas.
Según Maslach y Jackson tendemos a observar tres tipos o tres aproximaciones de este síndrome, las cuales son cansancio emocional, despersonalización y baja realización personal (Maslach & Jackson 1986). Como puedes inducir, todas están interrelacionadas y realmente si experimentas una es muy probable que también lo hagas con las otras dos. Y en efecto, cada una se va a definir por tu personalidad y autoestima.
La autoestima se puede comprender como el valor que percibimos de nosotros mismos, basado en nuestras opiniones y créditos respecto a lo que somos como personas, a nuestras decisiones y gustos, a nuestras fortalezas y debilidades e incluso respecto a nuestras batallas victoriosas o perdidas. Y realmente, nosotros no nacemos con estos criterios sino que a lo largo de nuestra vida se van creando y cambiando debido al hecho de que tenemos ese carácter de ser naturalmente sociables.
Ahora, ¿cómo se ve relacionada mi autoestima en el proceso del síndrome burnout? Pues bien, el burnout amenaza tu bienestar físico y mental, siendo la autoestima el punto medio entre ambos conceptos. Lo que podemos observar en este síndrome es una desmotivación, insatisfacción y una búsqueda complicada de motivos para “seguir aguantando” el estrés progresivo. Las personas con baja autoestima tienden a ser más vulnerables a comprender que ese cansancio es superable siempre y cuando se den el tiempo y utilicen las herramientas que ellas mismas tienen; y demuestran altos niveles de cansancio emocional, ansiedad, despersonalización e incompetencia para formar relaciones interpersonales (Méndez et al. 2). Esto es debido a que la baja autoestima suele ser motor de comparaciones con otras personas y de la creación de perfiles erróneos de nosotros mismos. Nos imposibilita ver la realidad de nuestras capacidades para sobrellevar ese estrés con el que cargamos.
La realidad es que la autoestima es un concepto muy frágil, en mi opinión. Como en parte está influenciada por cambios sociales e ideales erróneos pues muy fácilmente podemos dejarla caer como si fuese un vaso de cristal en la mesa. Pero para eso estás tú, el portavasos. No ignores los signos del burnout y en cambio, comienza a ver cómo puedes prevenirlo: practica self-care y self-awareness evaluando tus sentimientos y percepción personal. Busca ayuda si es necesario, pero sobre todo, date un respiro pensando que sin él esa agenda no tendrá sentido para ti. Gracias por leer.
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