¿A qué le temes? La oscuridad, los insectos, las alturas, el mar profundo podrían responder esta pregunta, pero no me refiero a esto en específico. La pregunta que te quiero plantear es ¿por qué temes? Algo más profundo ¿no? La razón detrás de tus miedos es lo que te detiene y paraliza para continuar. Como ya debes saber, el miedo no es malo en absoluto pues este representa una respuesta de tu mente y cuerpo a alguna situación que percibe como peligrosa para sí. Es decir que cuando tenemos miedo realmente nos estamos protegiendo de hacer algo que nos ponga en riesgo. Pero aquí tenemos una delgada línea entre la protección y la privación. Y es que el miedo como prevención es básicamente una reacción a lo que no conocemos. Lo desconocido nos causa inseguridad e intranquilidad y por eso lo evitamos. Preferimos nuestra zona de confort en vez de enfrentarnos a lo desconocido. ¡No nos podemos culpar por esto! A veces es necesario tener esta actitud, pero hay situaciones en las que sí podrías ir en contra de ella. Imagina que de repente tienes una idea, un pensamiento o las ganas de hacer algo nuevo para tí y después de pensarlo bien llegas a la conclusión de que no lo harás, pero la idea no sale de tu cabeza porque realmente es algo que deseas hacer o probar y que sobretodo trae algún bien a tu vida. Si esto es algo que te ha pasado o te está pasando, aquí te comparto algunos aspectos que te puedan funcionar al momento de tomar una decisión:
Identifica tu motivo ya que esta va a ser la motivación principal de todos tus esfuerzos. El motivo puede ser para otras personas o en esencia para tí. Plantea el porqué y su importancia de ser.
Describe tus miedos detalladamente y trata de buscar su trasfondo. Ve más allá y busca la razón de ese miedo. Localiza la raíz, entiéndela y en la medida de lo posible trata de erradicarla.
Conversa con alguien de confianza, con alguien que te sientas seguro y vulnerable. Somos seres sociales y nuestro bienestar en cierto aspecto se relaciona con las demás personas, aunque llegues a pensar que no tienes a nadie. Y si no encuentras a nadie, la ayuda profesional siempre es una opción.
Escúchate y conócete mirando cada aspecto de ti. Mira tus debilidades y fortalezas, mira dentro de tus aficiones y posibilidades para usarlas a tu favor.
Diseña tu plan y comprométete a seguirlo al pie de la letra, claro que puedes ser flexible, pero eso lo debes plantear al inicio igual. Busca siempre un balance en los aspectos de tu vida y cada vez que puedas revisa que todo vaya bien.
Como ves finalmente, el miedo no tiene que ser un obstáculo. Puedes tener muchos miedos o pocos, pero así como te pueden detener, te pueden impulsar. Gracias por leer.
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