¿Qué sería de nosotros sin la capacidad de adaptarnos y reaprender a través del ambiente? ¿Qué es lo que le otorga al cerebro la capacidad de dinamismo y flexibilidad que lo caracteriza?
Una de las maravillosas capacidades del cerebro humano, es la plasticidad neuronal, la cual puede ser descrita como “la capacidad del sistema nervioso para cambiar adaptativamente su organización estructural y funcional ante diversos estímulos y el entorno.” (Casasola, 2019). Este fenómeno, nos permite adaptarnos a nuevas experiencias, aprendizajes y lesiones para lograr eficiencia en nuestras tareas diarias, lo que hoy en día resulta fundamental para nuestro desarrollo tanto físico, como cognitivo y emocional.
Como León M. y Sierra E. (2019) mencionan, “el cerebro humano contiene unos 11 billones de células nerviosas especializadas, capaces de recibir, procesar y transmitir las señales electroquímicas de las que dependen todas las sensaciones, acciones, pensamientos y emociones humanas”. Y, aunque sabemos que al ser especializadas su función está designada desde la neurogénesis, los avances en la ciencia actual indican que esto no es completamente determinante, y que, si bien las neuronas se encuentran designadas a funciones específicas, cuentan con una cualidad que les permite formar nuevas conexiones sinápticas y modificar las existentes.
A partir de ello podemos exponer que la plasticidad cerebral no solo se trata de la adaptación de la situación o el medio que puede ser observada a través de la parte conductual, sino que en realidad estamos hablando de un cambio en la organización estructural o funcional de nuestro cerebro a nivel neuronal, la cual podemos analizar en la división de dos tipos principales de plasticidad neuronal.
La plasticidad funcional, por una parte, “se refiere a la remodelación que ocurre en el cerebro después de perder un miembro” (Doddoli, 2019) o la funcionalidad del mismo, esto puede ser comprobado en “Plasticidad sináptica de Hubel y Wisel a la plasticidad ináptica en el sistema visual,” (Bahena, 2017), análisis de la investigación en donde a partir de la inhabilitación por una semana del párpado a gatos recién nacidos, se alteraron las conexiones neuronales pertenecientes a los ojos. Por lo que se pudo concluir que el desarrollo cerebral es dependiente de la interacción genética/ ambiente.
Por otra parte, la plasticidad estructural, “se refiere a los mecanismos que existen en nuestro cerebro que nos permiten ser flexibles, reforzar las redes que ya existen y formar nuevas redes neuronales e incluso eliminarlas.” (Doddoli, 2019). Esto significa que nuestro cerebro es capaz de modificar las conexiones sinápticas (las uniones entre neuronas) ya creadas y establecidas dentro de una estructura, ya sea por una necesidad insatisfecha que el ambiente demanda (creación/modificación de sinapsis), o de igual manera, si las conexiones ya no le presentan un beneficio significativo (eliminación de sinapsis).
Para la neurociencia cognitiva, este es un parteaguas que permite explicar de manera más detallada procesos como el aprendizaje, la memoria, la recuperación cognitiva posterior a lesiones estructurales y la adaptación al entorno, entre otras cosas. Además, al ser un concepto relativamente nuevo, abre la oportunidad de nuevas líneas de investigación para la reinterpretación de estos procesos mentales.
Actualmente, son conocidas varias maneras de fomentar la plasticidad neuronal de nuestro cerebro para mayor eficiencia en la cotidianeidad. Entre ellas, podemos ubicar la repetición constante de las tareas que busquemos mantener activas en nuestros circuitos neuronales, citando el ejemplo de Doddoli 2019 que menciona:
Por ejemplo, si aprendemos a tocar una canción en el piano se forma una red en el cerebro y mientras más la toquemos, más se refuerza esa red. Pero si dejamos de practicar, se puede ir perdiendo. Es decir, el olvido está relacionado con la eliminación de las redes neuronales. Mientras menos utilicemos una red neuronal, es mayor la probabilidad de que esta se pierda. Nos quedamos con los recuerdos que utilizamos y que son importantes.
Además, actividades como el ejercicio físico, meditación y ejercicios de atención plena, socialización y constante comunicación con el entorno, y la estimulación cognitiva a través del aprendizaje de nuevas habilidades y/o ejercicios de destreza y resolución a conflictos, son factores que pueden mantener esta capacidad cerebral en un estado óptimo que nos beneficiará a lo largo de los años.
Podemos concluir que la plasticidad neuronal es una de las características fundamentales más asombrosas del desarrollo humano, ya que facilita la adaptación y el aprendizaje, pilares esenciales para el crecimiento personal y social. Al comprender y fomentar esta capacidad, podemos mejorar nuestro desempeño cognitivo en la vida cotidiana, volvernos más eficientes, y llevar a cabo estrategias para preservar y mejorar nuestra salud mental.
BIBLIOGRAFÍA
Bahena Trujillo R, Orduña Anguiano R. Plasticidad sináptica de Hubel y Wisel a la plasticidad sináptica en el sistema visual [Internet]. México: Optometría; 2017 [Citado 11/09/2017]. Disponible en: http://www.imagenoptica.com.mx/pdf/revista42/plasticidad.htm [ Links ]
Doddoli, C. Fundación UNAM. (2022). La plasticidad cerebral nos permite cambiar y aprender a lo largo de la vida. Ciencia UNAM. https://ciencia.unam.mx/leer/1278/la-plasticidad-cerebral-nos-permite-cambiar-y-aprender-a-lo-largo-de-la-vida
Fundación UNAM. (2019). ¿Qué es la plasticidad neuronal? UNAM al Día. https://www.fundacionunam.org.mx/unam-al-dia/la-unam-te-explica-que-es-la-plasticidad-neuronal/
Paredes, D. A., & Armas, A. (2019). Plasticidad neuronal y su relación con el aprendizaje. Revista Cubana de Medicina, 58(4), 1-11. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1561-31942019000400599
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