En el post pasado expliqué la importancia de tener una buena rutina para la piel. En este artículo quiero enfocarme en el primer paso de esta rutina: ¡Lavarse la cara!
Tener la cara limpia es como tener un canvas preparado para crear una obra de arte. Muchas personas con una rutina de cara suelen saltarse este paso o no le dan la importancia que se merece. El tipo de limpieza que le demos a nuestras caras afecta la apariencia de nuestra piel.
Una limpieza de cutis adecuada es aquella que logra quitar impurezas de la piel sin resecarla, para después poder absorber correctamente los productos hidratantes que usemos. Algo a tomar en cuanta al limpiarnos la cara es usar productos adecuados para tu tipo de piel. Si tenemos piel grasosa o mixta, entonces es recomendable usar texturas ligeras como limpiadores base gel o espumosos para que eliminen la suciedad y el exceso de grasa sin despojar todos los aceites naturales que producimos. Asimismo, pieles grasas con tendencia acnéica se beneficiarían de usar un limpiador que contenga como ingrediente niacinamida para que ayude al control del acné (medicinaestetica, n.f.). Personas con piel seca pueden dar prioridad a limpiadores de textura lechosa y productos que contenga ingredientes como ácido hialurónico o vitamina E para ayudar a hidratar el cutis. Pieles maduras obtienen beneficios al usar vitamina A como retinol para la renovación celular.
Por otro lado, la técnica y el tiempo en que te lavas la cara toma relevancia a la hora de una limpieza efectiva. Si uno no se lava correctamente solo se desperdiciará producto y no se tendrá los beneficios que nos brinda limpiar nuestra cara. Las veces que uno se lava al día también pueden jugar un papel en mantener el cutis saludable. Se recomienda lavarse la cara dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche. Asimismo, se debe masajear el producto entre 30 segundos y 1 minuto. No importa el tiempo que pases en el exterior, es primordial lavarse la cara antes de dormir, ya que no quieres que a tu almohada se le impregne toda la suciedad que se acumula durante el día en la piel.
Si eres de las que usa mucho maquillaje, pasas demasiado tiempo a la intemperie que hasta puedes sentir la cara terrosa o simplemente porque te gusta, te recomendamos lavarte la cara en dos pasos: primero, usando un limpiador a base de aceite y con piel seca, masajeas el producto por unos 15 segundos por toda la cara. Después, mojas un poco tus manos y emulsionas el producto con el agua con movimientos suaves pero firmes. Por último, se lava el limpiador. Este paso ayuda a que toda la suciedad incrustada se desprenda de nuestra piel para que una vez con la cara libre del producto y húmeda, puedas pasar a usar tu segundo limpiador y masajearlo por 30 segundos antes de removerlo. Esto permite una limpieza más profunda y efectiva.
En la mañana al despertar, si crees necesario lavar tu cara con el segundo limpiador hazlo, sino mojar tu cara con agua o usar agua micelar puede ser suficiente.
¡Y listo! Ya tienes tu cara lista para continuar con en el resto de tu rutina.
¡Hasta la próxima!
Referencias:
Med. Medicinaestética. (s.f.). La importancia de la limpieza facial. https://www.delriomedestetica.com/la-importancia-de-la-limpieza-facial/
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