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Stephanie Kwolek: La química que ha salvado miles de vidas

Actualizado: 13 jul 2022



“Mucha gente trabaja durante toda su vida y no consigue realizar un descubrimiento que beneficie al resto de la gente. No creo que haya nada más satisfactorio que salvarle la vida a alguien”. - Stephanie Louise Kwolek.

Stephanie Louise Kwolek nació el 31 de julio de 1923 en New Kensington, Pennsylvania. Su padre era un naturalista apasionado y le inculcó desde muy pequeña la curiosidad hacia el mundo natural y la ciencia, y su madre, ama de casa, el interés hacia los tejidos y la costura, hasta el punto que la pequeña Stephanie quiso ser de mayor una diseñadora de moda.

El sueño de Kwolek era convertirse en médico y salvar miles de vidas, pero para esto debía trabajar y así obtener el dinero suficiente. Con este propósito, en 1946, se graduó en Ciencias con una especialización en Química por la Universidad Carnegie-Mellon de Pittsburgh (Pensilvania). El mismo año decidió buscar un trabajo temporal para conseguir el dinero necesario para cumplir su sueño de estudiar medicina, sin embargo, el químico William Hale Charch (1898-1958), inventor del celofán impermeable (1927) y jefe de investigación de fibras textiles sintéticas en E. I. du Pont de Nemours & Co. de Buffalo (Nueva York), ofreció un puesto en la empresa lo suficientemente atractivo como para rechazar las propuestas de otras industrias químicas, dándose con ello inicio a una relación laboral en principio temporal, pero que acabó durando cuarenta años y puso fin a la idea de Kwolek de convertirse en médico.


En 1965, a la edad de 42 años realizó un descubrimiento inesperado que la llevó a la creación de fibras sintéticas tan fuertes que ni las balas de acero pudieron penetrarlas. La fibra resultante era mucho más resistente que el nylon, cinco veces más resistente que el acero, más ligero que la fibra de vidrio y resistente al calor. Le dio el nombre de Kevlar® (poliparafenileno tereftalamida). DuPont comenzó a comercializarla en 1972. Actualmente, tiene más de doscientas aplicaciones, la más reconocida es su uso en la fabricación de chalecos antibalas, además de sus usos en naves espaciales, cascos, neumáticos, guantes protectores, paracaídas, materiales de construcción, entre otros.


Aunque Stephanie no estudió medicina, cumplió su sueño de salvar vidas, el número de estas que ha salvado gracias a los chalecos antibalas en todo el mundo es incontable. Obtuvo distintos galardones como: la Medalla Potts del Instituto Franklin de Filadelfia (1976), Premio Químico Pionero del Instituto Americano de Químicos (1980), Premio a la Innovación Creativa de la ACS (1980), Medalla Lavoisier de la Corporación DuPont (1995), Medalla Nacional de Tecnología (1996), Premio del Instituto de Investigación Industrial (1996), Medalla Perkin de la ACS (1997).


Stephanie se jubiló en 1986, pero siguió trabajando para acercar a los jóvenes a la ciencia, centrándose en niñas y mujeres, como mentora de muchas estudiantes e investigadoras. Fue parte de los Salones Nacionales de la Fama de Inventores (1995) y de Mujeres (2003), miembro del Consejo Nacional de Investigación de la Academia Nacional de Ciencias (1990) y de la Academia Nacional de Ingeniería (2001).  Stephanie murió el 18 de junio de 2014 a los 90 años de edad.

157 visualizaciones4 comentarios

4 Comments


manczy leyva
manczy leyva
Oct 13, 2020

Me encanta!

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Samantha Orive
Samantha Orive
Oct 03, 2020

Exelente artículo! Es impresionante lo que Stephanie logró a sus 42 años y todas las vidas que ha ayudado a salvar. Definitivamente se necesita que más mujeres se acerquen a la ciencia como ella lo hizo

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Fernanda Ávila
Fernanda Ávila
Oct 03, 2020

Al final logró su cometido tomando un camino diferente. ¡Lo que la determinación hace; qué ejemplo!

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Alexa OC
Alexa OC
Oct 03, 2020

Super interesante!

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